No estoy.
No la conozco.
No quiero conocerla.
Me repugna lo hueco
la afición al misterio,
el culto a la ceniza,
a cuanto se disgrega.
Jamás he mantenido contacto con lo inerte.
Si de algo he renegado es de indiferencia.
No aspiro a transmutarme,
ni me tienta el reposo.
Todavía me intrigan el absurdo, la gracia.
No estoy para lo inmóvil,
para lo inhabitado.
Cuando venga a buscarme,
Cuando venga a buscarme,
díganle:
"Se ha mudado".
Mi vida estuvo llena de pérdidas y de momentos bellos. Oliverio lo dijo mejor que yo. Tengo curiosidades que me llenan de ganas, laberintos que quiero descubrir y colores que aún desconozco.
"No estoy para lo inmóvil..." Para mí, vivir es otra cosa.