viernes, 28 de agosto de 2009

Juan Felizario Contento

La literatura para la infancia y la adolescencia suele dejarse de lado en los ámbitos intelectuales, quizás considerando que es un tema poco importante entre las grandes ideas.
Personalmente, tengo una especial atracción por las historias que , aparentemente, están destinadas de manera arbitraria ,muchas veces, a los más pequeños.
Escribir para niños no resulta fácil, sobre todo si pensamos que los destinatarios si bien pertenecen al mismo grupo etario, no poseen las mismas condiciones y experiencias de vida.
Pero algo escuché en estos días que permaneció resonando. La literatura que imaginamos está destinada a los niños, bien puede ser leída y disfrutada por los adultos y lejos de estar vacía de ideas o llena de didactismos, contagia emociones y sentimientos que , aunque ocultos, están latentes y dispuestos a aflorar cuando menos lo esperamos, mientras leemos un cuento que pensábamos nos iba a resultar ajeno, porque pertenecemos a otro mundo mucho más serio y más dificultoso que aquél que perdimos con el paso de los años.




Juan Felizario Contento. El rey de los negocios

Esta es la historia de Juan Felizario Contento, el rey de los negocios. Quien recibió como herencia una moneda de oro. Una moneda de oro tan brillante que Juan Felizario Contento cambió por un caballo.
Un caballo tan veloz, que Juan Felizario Contento cambió por un burro.
Un burro tan lento, que Juan Felizario Contento cambió por una cabrita.
Una cabrita tan traviesa, que Juan Felizario Contento cambió por un cochino.
Un cochino perezoso y pesado, tan perezoso y pesado que Juan Felizario Contento cambió por un pájaro.
Un pájaro despierto y viajero, tan despierto y viajero que se le escapó de las manos.
Y Juan Felizario Contento quien recibió por herencia una moneda de oro, se quedó sólo con una pluma.
Una pluma tan leve que Juan Felizario Contento, el rey de los negocios, fue feliz por todo un inmenso segundo.



Ángela Lago ( Texto e ilustraciones)

El intertexto de este cuento es uno de los Hermanos Grimm, Juan está de suerte. La autora, tomando un tema de la cultura popular, resalta la importancia que se da en la actualidad al capital, anclándose sólo en lo material que termina esclavizando al hombre. En el relato, son fundamentales las imágenes que muestran la travesía de Juan en sus intercambios de cosas valoradas por otras insignificantes en la sociedad actual, y el paso por lugares despoblados, otros pobres y también los "dorados" barrios aristócratas.

domingo, 23 de agosto de 2009

Historias de amor


El universo es una perversa inmensidad hecha de ausencia. Uno no está en casi ninguna parte. Sin embargo, en medio de las infinitas desolaciones hay una buena noticia: el amor. Los Hombres Sensibles de Flores tomaban ese rumbo cuando querían explicar el cosmos. Y hasta los Refutadores de Leyendas tuvieron que admitir casi sin reservas, que el amor existe. Eso sí, nadie debe confundir el amor con la dicha. Al contrario: a veces se piensa que amor y pena son una misma cosa. Especialmente en el barrio del Angel Gris, que es también el barrio del desencuentro. Las historias amorosas de los tiempos dorados son casi siempre tristes. Esto no basta para firmar que todos los romances fueron desdichados: sucede -tal vez- que el arte necesita nostalgia. No se puede ser artista si no se ha perdido algo. Los poemas de amor satisfecho aparecen como una compadrada de mercaderes afortunados. Por eso los poetas de Flores buscaban el desengaño, porque pensaban que cerca de él andaba el verso perfecto.
Casi todos quedaban en la mitad del camino. Manuel Mandeb veía las cosas de un modo más complicado. Admitía que la pena de amor conducía al arte. Pero también sostenía que el propósito final del arte es el amor. La recompensa del artista es ser amado. Asi parecería opinar Ives Castagnino, el músico de Palermo, quien componía valses melancólicos al solo efecto de seducir señoritas. Cuando no lo lograba, su tristeza le dictaba otras canciones que más tarde le servían para deslumbrar señoritas nuevas y así recomenzaba el círculo. Algunos muchachos sin vocación artística trataban de merecer a las damas cultivando las ciencias, la bondad, el coraje, la riqueza o la extorsión. Los autores de aforismos extrajeron de estas realidades una conclusión modesta: si no fuera por el amor, nadie haría gran cosa. Las muchachas beligerantes podían objetar que estos pensamientos parecen reservados a la conducta masculina. Al respecto, Mandeb creía que las mujeres hacían de ellas mismas un hecho artístico.

El poligrafo de Flores, en un rapto de arbitrariedad, llegó a establecer un orden de cualidades, según su eficacia para enamorar. Colocó en primer lugar la belleza y luego la juventud, aclarando que estas dos virtudes son tal vez una sola. Después ubicó las condiciones espirituales: inteligencia y bondad. En último término, el poder y el dinero. Muchedumbres de feos de cierta edad polemizaron con Mandeb reclamando el derecho a ser amados por su limpieza, trayectoria comercial o apellido ilustre. De todos modos, para este oscuro pensador, el amor era una flor exótica cuyo hallazgo ocurría muy pocas veces.

- De cada mil personas que pasen por esa puerta -decía- acaso nos conmueva solamente una. Del mismo modo, quizá sólo una entre las mil tenga a bien impresionarse con nosotros. La cuenta es sencilla: sin contar percepciones engañosas y desilusiones posteriores, la posibilidad de un amor correspondido es de una en un millón. No está tan mal, después de todo. (...)

Alejandro Dolina

lunes, 10 de agosto de 2009

Coincidencias


Las cosas mágicas suelen ser así. De repente se presentan ante nosotros, dando indicios de su existencia, cuando apenas podemos darnos cuenta de que ya son parte de nuestra vida.
Venía pateando una piedrita. Era una de esas tardes que uno no sabe bien qué hacer y sale sin rumbo hacia algún lugar cerquita pero lejos.
En el cielo, había un sol radiante que invitaba a disfrutarlo. Los chicos jugaban en la casa de Pedro, pero yo no tenía ganas ese día…No sé bien por qué, pero no tenía ganas…Y andaba solo , bah, con mi piedrita, caminando las veredas del barrio como en busca de algo que me despertara de esa siesta de enero .
De repente escuché que alguien tarareaba una canción que me sonaba conocida. El corazón empezó a querer salir de mi pecho y pensé que , tal vez, se notaba la manera en que se le había ocurrido latir…el dibujito de la remera se movía al ritmo del tic tac.
La voz de una niña entonaba una canción…la misma que durante mis doce años había tarareado yo, aunque casi ninguno de mis compañeros la conocía. Mi abuela se encargó de que la aprendiera, porque desde muy chiquito me la cantaba con la voz más dulce que escuché en mi vida…hasta ese momento, claro, el momento en que me encontré con Agustina, que conocía “mi” canción y la tarareaba alegrándome la tarde , los días, el verano…
Reconocí de inmediato su canto…que era el mío. Reconocí que, en ese tiempo, nunca nadie había cantado lo mismo que yo. Sentí que las coincidencias, a veces mágicas, nos transforman aunque tengamos doce años.
La voz de Agustina se quedó en mí, para siempre. Ahora que ya soy grande, que tengo horarios que cumplir, jefes de mal carácter, transportes que pasan a destiempo, apuros , alegrías ,decepciones y preocupaciones, cuando necesito un descanso , me acuerdo de mi canción, que nunca sonó más linda que aquella vez en que sentí que la compartía con alguien.

jueves, 6 de agosto de 2009

Palabras

Las palabras son así…Llegaron a mi vida sin que les dé ni una pizca de bienvenida. Se acomodaron en mi historia, se metieron en mi cabeza, se me atravesaron en la garganta. Primero vino una palabra tímida, que no se animaba a pasar. Luego llegó una pariente de ella, un poco más atrevida y juguetona que se puso a hacer piruetas , sin quedarse quieta un segundo. Después entró la tercera , de lo más caradura, se hizo un lugar privilegiado a empujones y se quedó para siempre.
Y así fueron llegando más y más palabras. Algunas se animan a salir y otras sólo permanecen en silencio, en un rinconcito tranquilo de mí, esperando el momento oportuno o aquél en el que la urgencia haga que se escapen…
Pero lo cierto es que ya no puedo vivir sin ellas. Y me alegro. El juego de las palabras y el hilo invisible que las une se transformaron en un motivo. Hilvanar y deshilvanar. Un bello juego que no termina nunca.


martes, 4 de agosto de 2009

Los portadores de sueños


La capacidad de soñar es uno de los tesoros que más valoro. Quizás, porque soñando uno se llena el cuerpo de vida y la vida, de nuevos colores, sabores, aromas... Soñar con un mundo distinto, sin dejar de ver lo que pasa a nuestro alrededor es difícil, sobre todo, cuando las cosas se empeñan en querer demostrarte lo contrario.
Al acto de soñar se lo conoce comúnmente como "ensueño" y, por lo general, éste cumple con las fantasías más privadas de las personas, pero nos mantiene inmóviles. Cuando soñamos despiertos, en cambio, los ensueños nos ponen en movimiento, nos despiertan aún más, y nos avisan que en la vida hay que ir detrás de lo que se anhela, porque todo es posible, y porque aunque sea una frase hecha demasiadas veces usada, los sueños pueden transformarse en realidad...




"En todas las profecías
está escrita la destrucción del mundo.
Todas las profecías cuentan
que el hombre creará su propia destrucción.

Pero los siglos y la vida
que siempre se renueva
engendraron también una generación
de amadores y soñadores;
hombres y mujeres que no soñaron
con la destrucción del mundo,
sino con la construcción del mundo
de las mariposas y los ruiseñores.

Desde pequeños venían marcados por el amor.
detrás de su apariencia cotidiana
guardaban la ternura y el sol de medianoche.
Las madres los encontraban llorando
por un pájaro muerto
y más tarde también los encontraron a muchos
muertos como pájaros.
Estos seres cohabitaron con mujeres traslúcidas
y las dejaron preñadas de miel y de hijos verdecidos
por un invierno de caricias.
Así fue como proliferaron en el mundo los portadores sueños,
atacados ferozmente por los portadores de profecías
habladoras de catástrofes.
Los llamaron ilusos, románticos, pensadores de utopías
dijeron que sus palabras eran viejas
y, en efecto, lo eran porque la memoria del paraíso
es antigua al corazón del hombre.
Los acumuladores de riquezas les temían
lanzaban sus ejércitos contra ellos,
pero los portadores de sueños todas las noches
hacían el amor
y seguía brotando su semilla del vientre de ellas
que no sólo portaban sueños sino que los
multiplicaban y los hacían correr y hablar.
De esta forma el mundo engendró de nuevo su vida
como también había engendrado
a los que inventaron la manera
de apagar el sol.

Los portadores de sueños sobrevivieron a los
climas gélidos pero en los climas cálidos casi parecían brotar por
generación espontánea.
Quizá las palmeras, los cielos azules, las lluvias
torrenciales tuvieron algo que ver con esto,
la verdad es que como laboriosas hormiguitas
estos especímenes no dejaban de soñar y de construir
hermosos mundos,
mundos de hermanos, de hombres y mujeres que se
llamaban compañeros,
que se enseñaban unos a otros a leer, se consolaban
en las muertes,
se curaban y cuidaban entre ellos, se querían, se
ayudaban en el
arte de querer y en la defensa de la felicidad.

Eran felices en su mundo de azúcar y de viento,
de todas partes venían a impregnarse de su aliento,
de sus claras miradas,
hacia todas partes salían los que habían conocido
portando sueños soñando con profecías nuevas
que hablaban de tiempos de mariposas y ruiseñores
y de que el mundo no tendría que terminar en la
hecatombe.
Por el contrario, los científicos diseñarían
puentes, jardines, juguetes sorprendentes
para hacer más gozosa la felicidad del hombre.


Son peligrosos - imprimían las grandes rotativas
Son peligrosos - decían los presidentes en sus discursos
Son peligrosos - murmuraban los artífices de la guerra.
Hay que destruirlos - imprimían las grandes rotativas
Hay que destruirlos - decían los presidentes en sus discursos
Hay que destruirlos - murmuraban los artífices de la guerra.

Los portadores de sueños conocían su poder
por eso no se extrañaban
también sabían que la vida los había engendrado
para protegerse de la muerte que anuncian las
profecías y por eso defendían su vida aun con la muerte.
Por eso cultivaban jardines de sueños
y los exportaban con grandes lazos de colores.
Los profetas de la oscuridad se pasaban noches y días enteros
vigilando los pasajes y los caminos
buscando estos peligrosos cargamentos
que nunca lograban atrapar
porque el que no tiene ojos para soñar
no ve los sueños ni de día, ni de noche.

Y en el mundo se ha desatado un gran tráfico de
sueños que no pueden detener los traficantes de la muerte;
por doquier hay paquetes con grandes lazos
que sólo esta nueva raza de hombres puede ver
la semilla de estos sueños no se puede detectar
porque va envuelta en rojos corazones
en amplios vestidos de maternidad
donde piesecitos soñadores alborotan los vientres
que los albergan.

Dicen que la tierra después de parirlos
desencadenó un cielo de arcoiris
y sopló de fecundidad las raíces de los árboles.
Nosotros sólo sabemos que los hemos visto
sabemos que la vida los engendró
para protegerse de la muerte que anuncian las
profecías."

Gioconda Belli

sábado, 1 de agosto de 2009

Después hay que llegar


"Se puede partir de cualquier cosa, un golpe de viento en el tejado, el estudio número 3 de Scriabin, un grito allá abajo en la calle, esa foto de Newsweek, el cuento del gato con botas,



el riesgo está en eso, en que se puede partir de cualquier cosa, pero después hay que llegar, no se sabe bien a qué pero llegar,



llegar no se sabe bien a qué, y el riesgo está en que en una hora final descubras que caminaste volaste corriste reptaste quisiste esperaste luchaste y entonces, entre tus manos tendidas en el esfuerzo último, un premio literario o una mujer biliosa o un hombre lleno de departamentos y de caspa



en vez del pez, en vez del pájaro, en vez de una respuesta con fragancia de helechos mojados, pelo crespo de un niño,, hocico de cachorro o simplemente un sentimiento de reunión, de amigos en torno al fuego, de un tango que sin énfasis resume la suma de los actos, la pobre hermosa saga de ser hombre.



No hay discurso del método, hermano, todos los mapas mienten salvo el del corazón, pero dónde está el norte en este corazón vueltos a los rumbos de la vida, dónde el oeste, dónde el sur..."


Julio Cortázar- Papeles inesperados-Alfaguara 2009