lunes, 10 de agosto de 2009

Coincidencias


Las cosas mágicas suelen ser así. De repente se presentan ante nosotros, dando indicios de su existencia, cuando apenas podemos darnos cuenta de que ya son parte de nuestra vida.
Venía pateando una piedrita. Era una de esas tardes que uno no sabe bien qué hacer y sale sin rumbo hacia algún lugar cerquita pero lejos.
En el cielo, había un sol radiante que invitaba a disfrutarlo. Los chicos jugaban en la casa de Pedro, pero yo no tenía ganas ese día…No sé bien por qué, pero no tenía ganas…Y andaba solo , bah, con mi piedrita, caminando las veredas del barrio como en busca de algo que me despertara de esa siesta de enero .
De repente escuché que alguien tarareaba una canción que me sonaba conocida. El corazón empezó a querer salir de mi pecho y pensé que , tal vez, se notaba la manera en que se le había ocurrido latir…el dibujito de la remera se movía al ritmo del tic tac.
La voz de una niña entonaba una canción…la misma que durante mis doce años había tarareado yo, aunque casi ninguno de mis compañeros la conocía. Mi abuela se encargó de que la aprendiera, porque desde muy chiquito me la cantaba con la voz más dulce que escuché en mi vida…hasta ese momento, claro, el momento en que me encontré con Agustina, que conocía “mi” canción y la tarareaba alegrándome la tarde , los días, el verano…
Reconocí de inmediato su canto…que era el mío. Reconocí que, en ese tiempo, nunca nadie había cantado lo mismo que yo. Sentí que las coincidencias, a veces mágicas, nos transforman aunque tengamos doce años.
La voz de Agustina se quedó en mí, para siempre. Ahora que ya soy grande, que tengo horarios que cumplir, jefes de mal carácter, transportes que pasan a destiempo, apuros , alegrías ,decepciones y preocupaciones, cuando necesito un descanso , me acuerdo de mi canción, que nunca sonó más linda que aquella vez en que sentí que la compartía con alguien.

9 comentarios:

muchasmiradas dijo...

Muy dulce tu historia. Los recuerdos lindos que valen la pena traer al presente.
Saludos.

Chajá dijo...

venía un poco enojado, quizás pateando una piedrita hasta acá... y entonces de nuevo, eso de darle vueltas a la palabrería y buscarle el modo (porque, bueno, soy mal hablado) Sabía qué decir y cómo...
y siempre es lo mismo, con ustedes, que le dan una caricia a uno y después lo dejan solo... eso iba a decir.
y te encontré entonando esa melodía...
da igual, me llevo mi piedrita.

Gaby dijo...

muchasmiradas: no soy de animarme a escribir, por lo general sólo rescato, releo y hago mías las bellas palabras que salen de muchos escritores admirados y queridos...pero me salió eso y acá estamos. Beso

Ay, chajá...llevesé su piedrita, pero no se olvide de que está acompañado en su malhumor...lo espero por acá para entonar una nueva melodía!

Corina Margarita dijo...

Gaby:
era esto de tejer con las palabras y dejar una alfombra de canción con los ruiditos de la piedra pateada de fondo.
me gusta mucho eso de: "Reconocí de inmediato su canto... que era el mío"
lindo espejo!

Besos enormes... y siga entrelazando las palabras, que queda bonito!

María Evangelina Trabucco dijo...

Gaby: qué bonito escrito!! siga escribiendo, siga!

Gaby dijo...

Cori, Vange, si dos genias que escriben me animan a que escriba yo también, después tendrán que hacerse cargo de las consecuencias, jeje

Pablo P. dijo...

¿Habremos cantado alguna vez la misma canción?

Walterio dijo...

¿Qué será de los niños cuyos padres y abuelos carezcan de una memoria musical de la infancia?

Futuros tristes adultos, sin la posibilidad de rescatar su niñez, a la vuelta de una esquina...

Gaby dijo...

Pabli...tal vez...es posible, sí.

Walterio, supongo que la falta de memoria en todos los sentidos hace que se pierda nuestra identidad. Debe ser triste no encontrar verdaderas coincidencias con nadie, por saber realmente quiénes fuimos.
Beso!