martes, 4 de agosto de 2009

Los portadores de sueños


La capacidad de soñar es uno de los tesoros que más valoro. Quizás, porque soñando uno se llena el cuerpo de vida y la vida, de nuevos colores, sabores, aromas... Soñar con un mundo distinto, sin dejar de ver lo que pasa a nuestro alrededor es difícil, sobre todo, cuando las cosas se empeñan en querer demostrarte lo contrario.
Al acto de soñar se lo conoce comúnmente como "ensueño" y, por lo general, éste cumple con las fantasías más privadas de las personas, pero nos mantiene inmóviles. Cuando soñamos despiertos, en cambio, los ensueños nos ponen en movimiento, nos despiertan aún más, y nos avisan que en la vida hay que ir detrás de lo que se anhela, porque todo es posible, y porque aunque sea una frase hecha demasiadas veces usada, los sueños pueden transformarse en realidad...




"En todas las profecías
está escrita la destrucción del mundo.
Todas las profecías cuentan
que el hombre creará su propia destrucción.

Pero los siglos y la vida
que siempre se renueva
engendraron también una generación
de amadores y soñadores;
hombres y mujeres que no soñaron
con la destrucción del mundo,
sino con la construcción del mundo
de las mariposas y los ruiseñores.

Desde pequeños venían marcados por el amor.
detrás de su apariencia cotidiana
guardaban la ternura y el sol de medianoche.
Las madres los encontraban llorando
por un pájaro muerto
y más tarde también los encontraron a muchos
muertos como pájaros.
Estos seres cohabitaron con mujeres traslúcidas
y las dejaron preñadas de miel y de hijos verdecidos
por un invierno de caricias.
Así fue como proliferaron en el mundo los portadores sueños,
atacados ferozmente por los portadores de profecías
habladoras de catástrofes.
Los llamaron ilusos, románticos, pensadores de utopías
dijeron que sus palabras eran viejas
y, en efecto, lo eran porque la memoria del paraíso
es antigua al corazón del hombre.
Los acumuladores de riquezas les temían
lanzaban sus ejércitos contra ellos,
pero los portadores de sueños todas las noches
hacían el amor
y seguía brotando su semilla del vientre de ellas
que no sólo portaban sueños sino que los
multiplicaban y los hacían correr y hablar.
De esta forma el mundo engendró de nuevo su vida
como también había engendrado
a los que inventaron la manera
de apagar el sol.

Los portadores de sueños sobrevivieron a los
climas gélidos pero en los climas cálidos casi parecían brotar por
generación espontánea.
Quizá las palmeras, los cielos azules, las lluvias
torrenciales tuvieron algo que ver con esto,
la verdad es que como laboriosas hormiguitas
estos especímenes no dejaban de soñar y de construir
hermosos mundos,
mundos de hermanos, de hombres y mujeres que se
llamaban compañeros,
que se enseñaban unos a otros a leer, se consolaban
en las muertes,
se curaban y cuidaban entre ellos, se querían, se
ayudaban en el
arte de querer y en la defensa de la felicidad.

Eran felices en su mundo de azúcar y de viento,
de todas partes venían a impregnarse de su aliento,
de sus claras miradas,
hacia todas partes salían los que habían conocido
portando sueños soñando con profecías nuevas
que hablaban de tiempos de mariposas y ruiseñores
y de que el mundo no tendría que terminar en la
hecatombe.
Por el contrario, los científicos diseñarían
puentes, jardines, juguetes sorprendentes
para hacer más gozosa la felicidad del hombre.


Son peligrosos - imprimían las grandes rotativas
Son peligrosos - decían los presidentes en sus discursos
Son peligrosos - murmuraban los artífices de la guerra.
Hay que destruirlos - imprimían las grandes rotativas
Hay que destruirlos - decían los presidentes en sus discursos
Hay que destruirlos - murmuraban los artífices de la guerra.

Los portadores de sueños conocían su poder
por eso no se extrañaban
también sabían que la vida los había engendrado
para protegerse de la muerte que anuncian las
profecías y por eso defendían su vida aun con la muerte.
Por eso cultivaban jardines de sueños
y los exportaban con grandes lazos de colores.
Los profetas de la oscuridad se pasaban noches y días enteros
vigilando los pasajes y los caminos
buscando estos peligrosos cargamentos
que nunca lograban atrapar
porque el que no tiene ojos para soñar
no ve los sueños ni de día, ni de noche.

Y en el mundo se ha desatado un gran tráfico de
sueños que no pueden detener los traficantes de la muerte;
por doquier hay paquetes con grandes lazos
que sólo esta nueva raza de hombres puede ver
la semilla de estos sueños no se puede detectar
porque va envuelta en rojos corazones
en amplios vestidos de maternidad
donde piesecitos soñadores alborotan los vientres
que los albergan.

Dicen que la tierra después de parirlos
desencadenó un cielo de arcoiris
y sopló de fecundidad las raíces de los árboles.
Nosotros sólo sabemos que los hemos visto
sabemos que la vida los engendró
para protegerse de la muerte que anuncian las
profecías."

Gioconda Belli

4 comentarios:

María Evangelina Trabucco dijo...

En la cultura tolteca, el ensueño era el espacio donde el brujo aprendía su arte... Se lo consideraba, incluso, otro tipo de realidad, con un cuerpo y una existencia particulares.
Me interesa mucha esta concepción por el modo en que duplica el tiempo... como si al perder la capacidad de sueño se esfumara una parte de la vida (eso de estático que decís). Claro, ellos también diferenciaban lo que es el soñar de lo que es ensoñar. En este último es que se despertaba a otro tipo de existencia (el poder del sueño conciente).

cariñitos, Gaby... me fui por las ramas, pasa... a estas horas.

Pablo P. dijo...

Qué personaje tan interesante Gioconda.Su obra es como una revolución en palabras.Dio mucho para hablar, no?
Vos seguí soñando...pero no te despiertes de golpe.Abrazo flaquita

Corina Margarita dijo...

Cada vez que colgás algo de Gioconda... me quedo colgada un rato de sus palabras

Los sueños y los ensueños son esos suspiritos que nos dejamos elevarnos sin importar el techo, el límite, el cielo

Porte sus sueños en donde más les guste y al aire libre soltarlos para que den unas vueltas...

Besotes

Gaby dijo...

Vange, además los naguales, los maestros toltecas, creían que soñar era la función principal de la mente, que el cerebro sueña despierto y dormido.Según ellos, nacemos con la capacidad de aprender a soñar y los seres que nos rodean nos enseñan la forma en que lo hace la sociedad con sus creencias, sus leyes, sus religiones...nos determinan por decirlo por decirlo de alguna manera.Ese sería un sueño externo y quienes logran despertar de él,reaprenden sus sueños y empiezan a vivir de acuerdo con sus propios sueños internos o personales... y esa es la parte que más me gusta a mí !

Pabli, Gioconda es una escritora muy comprometida con sus ideas políticas y personales y eso hace que me guste aún más.
En cuanto a los sueños, calculo que me voy a morir soñando!

Cori, qué sería de nosotras sin los sueños? yo no concibo mi vida sin ellos! Beso!